TENSAR UN DJEMBÉ

Tensar un djembé es fácil, pero tensar un djembé para que suene bien es difícil. En cierta ocasión, compré en Malí 400 djembés, y los metí en un contenedor para transportarlos a España. Junto con los djembés, viajó una familia de hambrientos insectos, que durante el viaje se comió las pieles de los djembés. Estuve varios meses cambiándolas y así pude aprender mucho sobre cómo tensar djembés.

La sensación que uno siente cuando después de mucho trabajo tensando un djembé escucha su maravilloso sonido, es sencillamente orgásmica.

Voy a relatar cómo tenso yo los djembés, lo cual no significa que esta sea la única manera de tensar djembés. El djembé, tal y como lo conocemos ahora, es un instrumento moderno. Antes no existían ni aros de metal como los que se utilizan ahora, ni cuerda resistente de poliéster.

A pesar de haber leido en varias publicaciones que se conoce su existencia en África Occidental desde el siglo XIII, en realidad no he encontrado un solo dato objetivo que lo demuestre. La falta de literatura antigua en África no ayuda.

La representación escultórica más antigua que conozco en la que aparece algo similar a un djembé, es esta talla que lleva desde 1903 en el Museo Real de África Central de Bélgica. Es originaria de la región del Bajo Zaire, en la actual República Democrática del Congo.

Tanto entre los Kongo orientales como entre los Yaka, el músico interviene cuando se acerca la operación de la circuncisión para dar ánimos al que se inicia, espantar el mal y sofocar gritos involuntarios.

Tambor antiguo He visitado muchos museos africanos, y he recorrido miles de kilómetros por África Occidental. Los únicos tambores antiguos que he visto son como el de la foto de la izquierda, que encontré en un pueblo al norte de Malí.

Si a usted se le ocurre alguna idea mejor para tensar el djembé, póngala en práctica. No se deje intimidar por supuestos "guardianes de las tradiciones", a no ser que le guste que le intimiden. Para tensar un djembé solo hacen falta las manos, guantes, los pies, la cabeza y... ¡unas cuantas cervezas!

En primer lugar, coloco el djembé en el suelo y busco el principio de la cuerda. El nudo se puede hacer cerca del aro superior, o cerca del aro inferior. Yo prefiero hacerlo cerca del aro inferior.

Cuando lo he encontrado, agarro la primera cuerda vertical que se encuentra a su derecha, y tiro de ella. Siempre es mejor hacerlo con unos guantes. Observo que obtengo un poco de cuerda.

Tomo la siguiente cuerda vertical de la derecha, y repito la operación. Compruebo que obtengo más cuerda que antes.

Hago lo mismo con todas las cuerdas, de izquierda a derecha. Procuro tirar de todas las cuerdas con la misma tensión, para que el aro inferior no se descentre, y el sonido final sea óptimo.

Cuando he dado toda la vuelta al djembé tirando de las cuerdas verticales, estiro todo lo que puedo, y le hago un nudo en el mismo sitio donde había empezado. Si veo que las cuerdas verticales no han quedado muy tensas, repito la operación desde el principio. Es muy importante dejar bién tensadas las cuerdas verticales.

Descanso, estiro un poco los músculos y me bebo una cerveza.

Lo siguiente es entrelazar las cuerdas verticales, con la misma cuerda que he obtenido al tensarlas. Empiezo con las dos cuerdas verticales que se encuentran a la derecha del inicio de la cuerda, donde está el nudo.

Paso el extremo de la cuerda por detrás de las dos cuerdas que voy a entrelazar.

Luego paso el extremo de la cuerda por detrás de la primera de las dos cuerdas que quiero entrelazar.

Tiro del extremo de la cuerda, y observo que las dos cuerdas verticales se entrelazan.

Repito la operación con las dos cuerdas verticales siguientes:

Paso el extremo de la cuerda por detrás de las dos cuerdas que voy a entrelazar. La foto de la derecha es una ampliación de la de la izquierda.

Luego paso el extremo de la cuerda por detrás de la primera de las dos cuerdas que quiero entrelazar, y tiro.

Repito la operación con todas las cuerdas verticales, hasta que llego otra vez al nudo

Cuando he dado toda la vuelta al djembé entrelazando las cuerdas verticales, descanso, estiro los músculos y me bebo otra cerveza. Ahora hay que seguir entrelazando cuerdas verticales. Al no estar ya paralelas como las de antes, es más difícil. Me concentro y busco las dos cuerdas verticales que tengo que entrelazar. Las miro fijamente, y me olvido de las demás.

Básicamente, la mecánica es la misma que antes: paso el extremo de la cuerda por detrás de las dos cuerdas que voy a entrelazar.

Luego paso el extremo de la cuerda por detrás de la primera de las dos cuerdas que quiero entrelazar. Tiro del extremo de la cuerda, y observo que las dos cuerdas se entrelazan. La foto de la derecha es una ampliación de la de la izquierda.

Repito la operación con las dos cuerdas siguientes que quiero entrelazar.

Primero paso el extremo de la cuerda por detrás de las dos cuerdas que quiero entrelazar.

Luego paso el extremo de la cuerda por detrás de la primera de las dos cuerdas que quiero entrelazar.

Tiro del extremo de la cuerda, y observo que las dos cuerdas se entrelazan.

Continúo entrelazando hasta que llego nuevamente al nudo.

Si anteriormente he tensado bién las cuerdas verticales, el djembé ya debería sonar bién. Si no es así, continúo entrelazando las cuerdas verticales. Paso el extremo de la cuerda por detrás de las dos cuerdas que voy a entrelazar.

Luego paso el extremo de la cuerda por detrás de la primera de las dos cuerdas que quiero entrelazar. Tiro del extremo, y observo que las dos cuerdas se entrelazan.

Continúo entrelazando las cuerdas verticales, hasta obtener el sonido que quiero.

Descanso, estiro los músculos, me bebo otra cerveza, y me pongo a tocar.

Aprovecho para recordarles que, además de los djembés tradicionales, también fabrico djembés modernos, que se tensan mucho más fácilmente con una llave.


© José Francisco Ortega Viota
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